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Si algo va mal en el mundo es porque a triunfado el valor de
yo quiero tener más que el otro, y si me va bien a mi no tiene importancia lo
que pase fuera de la burbuja.
En España teníamos una particular y bonita burbuja
inmobiliaria, entre otras. Llevo quejándome de la especulación, por cierto,
desde finales de los noventa. Me fui a vivir a un destartalado piso en el
centro de Madrid. De repente, todo empezó a brillar y los metros cuadrados
convertían su superficie en oro. Todos se aprovechaban de algún u otro modo de la oportunidad. La vorágine empezó silenciosa pero imparablemente. Y lo que todo el mundo tenía derecho a tener, y que no costaba mucho más que un coche, se convirtió en un artículo de lujo. ¿Un piso que en 1995 costó 30 millones, ahora quieren vernderlo en 2003 por 100 millones? Y en 2007 ni os cuento. No, no me parecía justo, es más, olía a podrido que atufaba. Y eso que nunca estudié economía...
Ahora estamos en crisis. Los gobernantes con poder, de uno y
otro bando, están cogidos por los testículos por el miedo, la banca, sus
faraónicas inversiones, sus gallinas de huevos de oro transformadas en un breve
lapso de tiempo en cadáveres malolientes y contagiosos... en fin, toda esa
mierda. Y NO, no hay una solución tan sencilla para parar todo esto. Ni parando
la inmigración, ni aumentando la edad de jubilación, ni echándole la culpa al
gobierno actual. Con un cambio de gobierno no es suficiente, hace falta un
cambio de mentalidad de TOD@S.
¿POR QUÉ COJONES SI ÉRAMOS UN PAÍS RICO Y TENÍAMOS DE TODO,
NOS FALTABAN GUARDERÍAS? ¿DOCENAS DE AUTOCARES Y MANIFESTANTES POR UNA REFORMA
DE LA LEY DEL ABORTO O POR EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL? Pero nada de manifestarse
por las hipotecas desorbitadas, por la explotación laboral, por, en fin, un
millón de cosas con las que muchos tragan.
Porque nos han enseñado a valorar el trabajo fácil, la
riqueza rápida, el no esfuerzo. A que otros hagan el trabajo sucio. No dejemos
que nos enseñen esas cosas. Aupemos a quienes dan valor a la palabra justicia
social y no al que mantiene a un pueblo satisfecho con dinero y objetos
materiales. Consumismo exacerbado y endeudamiento. ¿De verdad deberíamos echar
de menos lo que teníamos antes? NO.Yo no tengo ganas de que todo sea como
antes.
Los nuevos ricos no saben ser nuevos pobres, ni los
poderosos quieren perder el poder a costa del beneficio del resto. Mientras
tanto, los más débiles y los que sólo tienen coraje entre sus pertenencias, son
los que más aguantan las patadas de la injusticia.
El día que empecemos a INVERTIR DE VERDAD EN EDUCACIÓN, EN
UN DESARROLLO y economía sostenibles, en vez de todo lo contrario, lo mismo empezamos
a salir de la crisis. Pero o despertamos y reclamamos un mundo más justo para
todos, o tendremos que esperar a que un virus diseñado genéticamente acabe con
todos los HP del mundo...