jueves, 22 de octubre de 2009

resistencia artificial


De la nada surgía algo, del vacío salía luz. Las hojas mueren bellamente, pero un ser de materia artificial crece al borde de la miseria más fría. Me vi reflejado en un espejo. Lo que me mantenía con vida pertenece a otro mundo, del pasado o del futuro, no lo sé. Debería estar criando malvas, pero empiezo a sospechar, que tanta lucha en la enfermedad del olvido sin tregua, la acabaré ganando si cuento con este extraño respaldo. No, no puedo explicarlo mejor, ni yo mismo entiendo qué es. Pero es algo, o alguien, que me está empujando a no ahogarme, a crecer donde nada arraiga, a beber del agua sucia y no morir contaminado, a comer de desperdicios de otros o de sabroso pan duro y no desfallecer por completo. ¿Noo quedó nadie?, ¿sólo yo estoy vivo? Sospecho que no.

miércoles, 7 de octubre de 2009

sandalias en una esquina

Despierto. Una vez más. He estado muy débil, mi pecera parece enorme, y es que me he hecho muy pequeño. He batallado y he perdido. Me incorporo, con un solo pensamiento: comer. Mi sueño ni siquiera ha sido reparador, tan sólo una aburrida e interminable metáfora agobiante e indescifrable. No es la primera vez que mis sueños me muestran más dudas que respuestas. Durante semanas he estado semiinconsciente. ¿Qué ha pasado a mi alrededor? ¿Ha cambiado algo? ¿Dónde hay comida? Maldita sea, siento que me mareo. En frente veo un cartel la palabra comedor. No sé si es una alucinación, pero llamo a la puerta. Adelante, pase. Deje sus sandalias en la entrada. No, no es por motivos religiosos, es que acabamos de fregar. Por Dios, y no se las vuelva a poner, apestan más que usted.